En caso de ser fan del color morado y usarlo en cualquier cantidad de utensilios, ropa y objetos variados, es necesario saber que, de acuerdo con un estudio reciente, este color en realidad no existe... al menos no como se piensa, sino que en realidad, lo que se percibe, es en realidad una creación del cerebro humano resultado de un curioso "truco visual".
Todo tiene que ver con la forma en que nuestros ojos y cerebro interpretan la luz. La luz visible está compuesta por un espectro de colores —rojo, naranja, amarillo, verde, azul, índigo y violeta—, cada uno con su propia longitud de onda. Pero el morado no está entre ellos.
El orígen del color morado
Entonces, ¿de dónde sale? La clave está en cómo nuestros ojos procesan dos extremos del espectro: el rojo (longitud de onda larga) y el azul (longitud de onda corta). Cuando ambos colores se perciben al mismo tiempo, el cerebro se encuentra en una especie de dilema visual, ya que estos tonos no se conectan directamente en la línea recta del espectro.
Para resolverlo, según una investigación del Dartmouth College, el cerebro "dobla" el espectro en forma de círculo, uniendo el rojo y el azul para crear lo que conocemos como púrpura o morado. En otras palabras, este color es un producto de la interpretación cerebral, no una longitud de onda propia.
¿Cómo funcionan nuestros ojos para ver el color?
El ojo humano está equipado con células especiales llamadas conos, que se encargan de detectar diferentes tipos de luz:
- Conos S: Detectan longitudes de onda cortas (azules y violetas).
- Conos M: Responden a longitudes medias (verdes y amarillos).
- Conos L: Perciben las ondas largas (rojos y naranjas).
Cuando la luz entra en los ojos, estos conos se activan en diferentes combinaciones y envían señales al cerebro, donde el tálamo y la corteza visual interpretan qué color se está viendo. Así es como logramos identificar más de un millón de colores, incluso aquellos que, como el morado, en realidad no existen como una única longitud de onda.
Este fenómeno demuestra que el color no es solo una propiedad física de la luz, sino también una construcción neurológica. Así que, aunque el morado no sea "real" desde un punto de vista físico, el cerebro hace su magia para que pueda ser percibido y admirado como siempre lo ha sido.