COMUNIDAD VALENCIANA
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El Rey homenajea al jurista de "raigambre republicana" Rafael Altamira, fallecido en el exilio y dos veces candidato al Nobel de la Paz

Felipe VI preside en El Campello (Alicante) los actos inhumación de los restos del humanista alicantino y su esposa. Es la primera vez que lo hace en España

El Rey, junto a la nieta de Altamira, Pilar.
El Rey, junto a la nieta de Altamira, Pilar.pep morellefe
Actualizado

El Rey Felipe VI ha asistido en El Campello (Alicante) al ceremonia de inhumación de Rafael Altamira, jurista y humanista español de "raigambre republicana" que murió en el exilio en México en 1955. Es la primera vez que el Jefe del Estado acude en España a un acto de homenaje a un exiliado en el que se recordó que Altamira guardó una "cordial relación" con su abuelo Alfonso XIII. que le nombró Caballero de la Gran Cruz de la orden Civil de Alfonso XII. "Hoy, 74 después de su fallecimiento, la patria que un día le condenó al exilio le abre los brazos con respeto y dignidad en un acto de justicia histórica que refleja la reconciliación de un país con sus hijos más ilustres", resumió la nieta del dos veces candidato a Premio Nobel de la Paz, en 1933 y en 1951, y miembro de Tribunal Permanente de Justicia, germen del actual Tribunal Internacional de Justicia de La Haya.

Altamira, nacido en Alicante 1866, falleció en México a los 85 años y, junto a su esposa Pilar Redondo, fue enterrado en la fosa 371 del Panteón Español en Ciudad de México. Sin embargo, su familia y las instituciones valencianas, encabezadas por el Ayuntamiento de El Campello, llevaban años tratando de cumplir su última voluntad: "Cuando me aparte de la vida oficial, me retiraré al rincón de mis amores más gratos: Campello", dejó escrito.

El pasado mes de diciembre, con la colaboración del Consulado Español, los restos de jurista y su esposa fueron exhumado y trasladados a España, desde donde hoy reposarán en un mausoleo familiar en el Cementerio Municipal de la localidad donde, en su finca Ca Tosal, la familia echó raíces.

El Rey ha arropado a los familiares de Altamira, que le definieron como "humanista, jurista, escritor y pedagogo" en un acto de homenaje que congregó a 450 invitados entre los que estuvieron el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón; el ministro de Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres; la delegada del Gobierno en la Comunidad, Pilar Bernabé, el presidente de la Diputación Provincial, Toni Pérez; y el alcalde anfitrión, Juanjo Berenguer, así como el ex presidente valenciano Ximo Puig.

La ceremonia fue una glosa a la figura de Altamira en la que no se pronunció la palabra franquismo ni Dictadura, salvo en boca y en tono conciliador de su bisnieto Ignacio Altamira. "Es un orgullo que todos los partidos e instituciones sin distinción hayan apoyado la repatriación de un hombre que antepuso el interés de los españoles a su propia ideología. Rafael Altamira fue un intelectual, liberal de raigambre republicana, a quien su bisabuelo -dijo en referencia al Rey- escuchó para mejorar la educación y el vínculo hispanoamericano" y a quien el presidente de México, Lázaro Cárdenas, "recibió con los brazos abiertos como a todos los exiliados a causa de la Dictadura", recordó el familiar.

Su tía, Pilar Altamira, nieta del prestigioso jurista, agradeció que España le abriera los brazos "con respeto y dignidad" y dio una visión más personal de su abuelo, recordando que lo conoció ya exiliado en Bayona con una "larga barba blanca" que le preguntaba si se quitaba por las noches.

"Luchó por causas nobles"

Altamira fue definido por la BBC como "el intelectual español más completo de su tiempo" por sus "valores universales como el diálogo, la educación y la democracia", y por su trabajo "por el ideal humano de la paz y la concordia", como se recordó en sus candidaturas al Nobel de la Paz. En su labor como juez del Tribunal de Justicia Permanente, labor que ejerció de 1921 a 1940, hizo "permanente su defensa de la democracia, los desfavorecidos y los derechos humanos" y sus dictámenes se recuerda por su "alto grado de moralidad y ética".

Por eso, a su familia le dejó dicho cómo quería ser recordado: "No hizo mas que el bien a todo el mundo, luchó por causas nobles y fue siempre leal a ellas".

Esta lealtad la mantuvo de manera dolorosa durante el exilio. Pudo huir de España tras el golpe militar de Franco y el comienzo de la Guerra Civil favorecido por su condición de juez. Aunque el Régimen le tentó para volver en varias ocasiones, nunca aceptó. "Yo salí por una causa y esa continúa. Si quieren que regrese a España, y no sabe las ganas que tengo, pues entre otras cosas quisiera morir allí, diga a quienes le han mandado que devuelvan la libertad al pueblo español, y no sólo yo sino todos los que estamos en el exilio estaremos felices de regresar a nuestra tierra", respondió a uno de los enviados, según recogen los trabajos de varios historiadores sobre la figura del alicantino.

Pese al dolor del exilio, como recordó el alcalde de El Campello, Juanjo Berenguer, "siguió promoviendo los valores de la Justicia y la libertad" dejando un legado "que ha trascendido fronteras y generaciones".

"Hoy acogemos su vuelta al hogar como merece", se ha felicitado el alcalde, tras un largo proceso de trámites burocráticos que, con la inhumación ayer, dan paso al proyecto de poner en valor "a todos los niveles su figura y obra" el 'Año Altamira'

El presidente de la Diputación de Alicante, Toni Pérez, se ha felicitado de que, 90 años después, Altamira haya "vuelto a sus orígenes y a su tierra". "Este acto es de reconciliación y justicia, también de gratitud", añadió.

El Rey encabezó la comitiva de autoridades y familiares cercanos que depositaron los restos de Altamira y su esposa en el mausoleo y, posteriormente y entre gritos de 'Viva el Rey' acudió a visitar el Ayuntamiento de El Campello.