Drástico, aunque tardío

Mette Marit y Haakon toman medidas para castigar a Marius Borg tres meses después

Han tardado mucho en reaccionar ante las denuncias por violencia de género, robo a la familia real y fiestas desenfrenadas

Ingrid de Noruega con sus padres, el príncipe Haakon y la princesa Mette-Marit
Ingrid de Noruega con sus padres, el príncipe Haakon y la princesa Mette-Marit Gtres

Desde el pasado mes de agosto los problemas de Marius Borg con la justicia vienen salpicando a la familia real noruega. El hijo mayor de la princesa Mette Marit se ha visto inmerso en un feo asunto de violencia de género, tras mandar al hospital con una contusión cerebral a su novia, tras una fuerte discusión en la que también destrozó su piso y clavó cuchillos en la pared. Él habla de problemas de adicciones y salud mental para justificar sus delitos, los cuales se van acumulando según avanzan las semanas con nuevas detenciones, nuevas acusaciones y más pruebas que le dibujan un oscuro horizonte judicial. Pero también una delicada postura familiar respecto a la Corona, después de saberse que incluso robó a los suyos en su propia residencia privada, en la que celebraba desenfrenadas fiestas en las que los excesos eran protagonistas. Ante tanto escándalo y viéndose presionados por el pueblo, desde Casa Real se han visto obligados a tomar cartas en el asunto, alejándose más aún de él.

Marius Borg Hoiby (L) and Norwegian Crown Princess Mette-Marit attend a government's party event in Oslo, Norway
Marius Borg Hoiby (L) and Norwegian Crown Princess Mette-Marit attend a government's party event in Oslo, NorwayLISE ASERUDAgencia EFE

Por si no fuese poco escándalo que dos de sus exnovias le hayan denunciado por supuestos malos tratos físicos y psicológicos, además acusan a Marius Borg de robo, posesión de estupefacientes y, sin repercusión judicial, haber puesto a su familia al borde del abismo. Se le piden explicaciones al rey Harald de Noruega, así como a su heredero, el príncipe Haakon, quienes han tratado de tomar un perfil bajo en medio del escándalo. Algo que ha sido entendido por muchos como un respaldo a sus fechorías y una forma de escurrir el bulto, llegándose a señalar posible trato de favor y privilegios que le sitúan en una posición preferente respecto al resto de ciudadanos. Para acallar estas voces, se ha querido escenificar un supuesto rechazo a lo sucedido, prohibiéndole la entrada a su residencia. Eso sí, han tardado tres meses en dar el paso de no abrirle las puertas.

Así lo han afirmado desde el medio noruego ‘Aftenposten’, que mantiene que los príncipes herederos han querido dar ejemplo con su drástica decisión. Un gesto para evidenciar su repulsa no tanto contra lo que ha hecho a sus exnovias, víctimas de su conducta, sino más para protegerse ellos mismos de posibles nuevos robos. Y es que Marius Borg ya no es bien recibido en Skaugum, la residencia privada de Mette Marit y Haakon. Él vive en la propiedad, pues en sus terrenos se levantan varias edificaciones. Una de ellas, la menos vigilada y la que permite una mayor privacidad para hacer de las suyas, es la que ocupa el polémico joven. Esa de color rojo que se ha convertido a partir de ahora el único espacio al que tiene permitido acceder. Ha sido su padrastro, el príncipe heredero, quien ha tomado la decisión de quitarle las llaves y prohibir que entre a la vivienda familiar, ante el riesgo de que cometa otra de las suyas y los titulares sean aún más demoledores contra él, la familia y la Corona a la que representan.

Marius Borg, hijo de la princesa Mette-Marit
Marius Borg, hijo de la princesa Mette-MaritGtres

Y todo a raíz de la filtración de las alocadas fiestas que realizaba en Skaugu, residencia privada de los príncipes herederos, cuando ellos se ausentaban. Unas noches en las que todo podía suceder, donde las drogas y el alcohol campaban a sus anchas, embriagando el ambiente y nublando el buen juicio de los convocados. Así, se produjeron robos de incalculable valor histórico y personal, más allá del económico. Piezas que luego eran vendidas de manera ilegal en aplicaciones de segunda mano o mediante subastas en las que no se tenía en consideración que sus auténticos dueños echaban en falta lo sustraído en su hogar. La gota que colmó el vaso para Haakon de Noruega, que se ha cansado de que Mette Marit no sea firme con su hijo, después de oírle al joven decir que su madre es conocedora de su peculiar estilo de vida que bien podría llevarle a prisión. Esto ha dejado de ser un tema familiar, pues las repercusiones están haciendo tambalear los cimientos mismos de la monarquía noruega.